En el principio era el acto. Ese acto en el asesinato del padre según Freud, del hermano según la Biblia. Ese principio no tiene fin. Podemos gritar: “¡Nunca más!”, pero los hechos no dejarán de contradecirnos, de mostrar la vanidad de nuestros gritos. Los hechos son obstinados. La violencia es soberana. En todas partes, afuera, visible, mostrada a plena luz del día. Por todas partes, adentro, escondida, acechando en la sombra de la que está lista para emerger. Pasión asesina, ya sea colectiva o individual, la rabia por destruir, el amor al odio no conoce límites. Ante el exceso, nuestros instrumentos de medición están fallando. Así nos presenta puntales un libro que retoma las premisas más importantes del psicoanálisis para condensarlas en un hermoso ensayo literario en torno al tema de la violencia. Figuras emblemáticas de la historia recorren su narrativa, pero el mayor análisis que nos ofrece es ante el desbordamiento de la violencia en la actualidad, las discusiones y exámenes que proliferan, aún dejan mucho camino del por qué la violencia.
Un día, el crimen
J.B.Pontalis